Amanece de nuevo en la gran urbe, los conductores en sus autos viajan de un lado a otro con destinos diversos, historias complejas y una misma idea en la mente: llegar pronto y a salvo.
Todos esperan algo nuevo en sus senderos, no saben que, pero quieren algo nuevo, algo impactante para compartir en sus aburridas y miserables vidas.
Algunos otros con trazos más elaborados han entendido la importancia de ver más allá del horizonte, de voltear al cielo por las noches y ver la luz de estrellas que murieron hace miles de años. Somos parte de un todo, de eso más grande y complejo; eso que va más allá de nuestro entendimiento.
Queremos igualdad en las insignificantes relaciones humanas y no tratamos igual a nadie, porque todos somos únicos e irrepetibles; ecos de una eternidad compleja y distante; tridimensional hoy, pero con historia multidimensional e inmaterial desde siempre.
Usamos lo que tenemos a la mano para entender el significado de la vida de cualquier mortal: ser felices.
Seguimos teniendo miedo de hacer algo distinto, de salir del cascarón y viajar un poco más allá de los límites marcados por los sabios ancestros.
Inventamos ordinarios e incomprensibles modos de divertirnos; esquemas fríos y alejados de las zonas de placer y autoconocimiento.
Somos tan ajenos a nosotros mismos que ni siquiera nos visualizamos en la línea del tiempo.
Escribimos y describimos ideas vagas, improvisadas e incoherentes como las de esta entrada en un blog poco leído y sin objetivo específico para los demás... sólo el simple papel donde las ideas virtuales toman forma y ayudan a relajar los músculos.
Hemos transcendido un período más; ahora, después de la lluvia, la temperatura descenderá algunos grados mientras busco abrazar mi vieja y sabia almohada.
No hay un mañana como no hubo un ayer, todo es diverso, cambiante y distinto. La incomunicación nos lleva a este continuo juego de la interpretación de ideas y acciones.
Dejaré de analizar y criticar. Ahora debo descansar un poco...
Ella me espera para conducirme a ese sitio donde seguiré dibujando las historias.
RDS
Todos esperan algo nuevo en sus senderos, no saben que, pero quieren algo nuevo, algo impactante para compartir en sus aburridas y miserables vidas.
Algunos otros con trazos más elaborados han entendido la importancia de ver más allá del horizonte, de voltear al cielo por las noches y ver la luz de estrellas que murieron hace miles de años. Somos parte de un todo, de eso más grande y complejo; eso que va más allá de nuestro entendimiento.
Queremos igualdad en las insignificantes relaciones humanas y no tratamos igual a nadie, porque todos somos únicos e irrepetibles; ecos de una eternidad compleja y distante; tridimensional hoy, pero con historia multidimensional e inmaterial desde siempre.
Usamos lo que tenemos a la mano para entender el significado de la vida de cualquier mortal: ser felices.
Seguimos teniendo miedo de hacer algo distinto, de salir del cascarón y viajar un poco más allá de los límites marcados por los sabios ancestros.
Inventamos ordinarios e incomprensibles modos de divertirnos; esquemas fríos y alejados de las zonas de placer y autoconocimiento.
Somos tan ajenos a nosotros mismos que ni siquiera nos visualizamos en la línea del tiempo.
Escribimos y describimos ideas vagas, improvisadas e incoherentes como las de esta entrada en un blog poco leído y sin objetivo específico para los demás... sólo el simple papel donde las ideas virtuales toman forma y ayudan a relajar los músculos.
Hemos transcendido un período más; ahora, después de la lluvia, la temperatura descenderá algunos grados mientras busco abrazar mi vieja y sabia almohada.
No hay un mañana como no hubo un ayer, todo es diverso, cambiante y distinto. La incomunicación nos lleva a este continuo juego de la interpretación de ideas y acciones.
Dejaré de analizar y criticar. Ahora debo descansar un poco...
Ella me espera para conducirme a ese sitio donde seguiré dibujando las historias.
RDS
